Por Horacio Corro Espinosa
Ayer, antes de comenzar a escribir esta columna, me estaba yo acordando de las veces que he andado a salto de mata por el periodismo.
A los siete años de edad, se me ocurrió enviar un dibujo a Mi periodiquito del periódico Novedades. A partir de entonces, creo, comenzó mi vida con los medios de comunicación. Pero llegó el día que tenía que llegar. Mi papá se enteró por mis primos que yo escribía y dibujaba casi semanalmente en el diario mencionado. Mi papá se enojó mucho y, frente a mis hermanos y primos, me dio la primer pela a causa de perder el tiempo para un periódico. De ahí se dieron situaciones raras y distintas para recibir sustos, corretizas, golpes y secuestros como resultado de mi trabajo.
Uno de los últimos fue en enero de 2011, cuando un grupo de 16 policías estatales y municipales de Xoxocotlán, llegaron a mi casa, con armas en mano, a amedrentar a mis hijos y a mí, bajo el pretexto de que en uno de los vehículos cargaba yo armas de alto poder.
Parece que la libertad de prensa y de expresión existe sólo por ratitos. Mientras no se sienta incomodo el político de las importancias.
Les platicaré. La semana antepasada escribí una columna sobre tres diputados panistas que comienzan a amarrar las plazas para las próximas candidaturas a las presidencias municipales y diputaciones locales. Eso bastó para que la secretaria particular de la diputada Eufrosina Cruz Mendoza, me mandara decir, a tronido de dedos, que la señora de las importancias, quería una explicación de esa nota y los datos precisos de mis fuentes.
Supongo que la diputada de moda, recibió esta orden de parte del diputado local Juan Mendoza Reyes, aunque me inclino un más por el diputado Luis de Guadalupe Martínez Ramírez, quien en otras ocasiones me ha amenazado públicamente de llevarme ante los tribunales por difamación.
El jueves de la semana pasada, recibí la llamada por parte de la secretaria particular de la diputada federal Eufrosina Cruz, quien seguramente quería exigirme maquillar el nombre y la actitud de su proceder en contra de la ciudadanía.
Quiero decirles, diputados, que yo no tengo ningún compromiso con ustedes ni con nadie periodísticamente. Lo que hago todos los días, es esforzarme por honrar el periodismo. Esa es mi línea, nada más.
Creo que nadie tiene derecho a engañar a nadie con una realidad utópica. Si ustedes pretenden eso, Oaxaca se irá hundiendo hasta pudrirse en sus raíces. Si ustedes quieren recibir aplausos y encomios, tal vez lo haga, pero cuando me sorprendan.
Mis comentarios siempre son más o menos como de cuatro minutos, y si me quieren desmentir, por favor, no abusen, ocupen el mismo tiempo que yo he utilizado para hablar de ustedes. Parece que les pesa más una línea de mi columna, que toda la palabrería que pongo a su alrededor. Se los anoto al margen no más para recordárselos, porque en otras ocasiones, para desmentirme, se han llevado más de media hora.
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