Por José Luis Camacho LópezEl actor Gael García se sumó este 21 de febrero a la lucha nacional e internacional contra el silencio de las víctimas de la violencia que agobia al país que con cifras del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad basadas en forenses de Estados Unidos, llega a febrero de 2012 a los 63 mil 700 muertos a partir de diciembre de 2006.

Gael ya forma parte del colectivo El Grito Más Fuerte, una agrupación formada fundamentalmente por actores y trabajadores de la comunicación- Abril Alzaga, Alberto Solís Castro, Carlos Sosa, Daniel Jiménez Cacho, Ernesto Ledesma, Gael García Bernal, Ilse Salas, Jorge Linares, Jorge Sánchez, Karla Bukantz, Laura Imperiale, Lucía Gajá, Moisés Arizmendi, Mónica Álvarez Franco, Sophie Alexander y Víctor García Zapata- empeñados en que el silencio y la impunidad termine por ahogar a la nación.

En un acto efectuado en el auditorio del Museo de la Memoria y Tolerancia, a un lado de la cancillería mexicana, este grupo de actores entregó al Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad la recaudación de la primera fase de la campaña Ponte en los zapatos del otro iniciada en el Teatro de la Ciudad con un lleno total el pasado 30 de enero.

La recaudación lograda en la presentación de la campaña fue de 104 mil pesos, 30 por ciento que fue reservada para futuras acciones de El Grito Más Fuerte, y 73 mil pesos ingresaron a la cuenta del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, recursos que serán destinados para apoyos a las familias de las víctimas de la violencia.

Jiménez Cacho, quien en las caravanas efectuadas por el Movimiento ha dormido en los quicios de las puertas y vivido las experiencias de conocer las denuncias de impunidad y negligencia de las autoridades, destacó el compromiso del Grito Más Fuerte por continuar con la visibilización de las víctimas del conflicto y la ayuda solidaria a sus familias.

Este colectivo como el Movimiento ha enfrentado fuertes obstáculos en su objetivo de promover la sensibilización entre los diversos sectores de la sociedad mexicana, particularmente entre los periodistas y las empresas de comunicación.

Inicialmente varias empresas habían prometido difundir una campaña de promocionales de la campaña. Sin embargo, a la hora de cumplir las promesas, las empresas de comunicación se negaron a difundir los promocionales con los testimonios de los familiares de las víctimas. Sólo algunas de ellas cumplieron TV-UNAM, Canal 44 de la Universidad de Guadalajara y Capital 21 de la Ciudad de México.

Canal 22 y Canal Once, que tanto se jactan de ser medios públicos, se negaron a cumplir sus promesas. De las empresas privadas se entiende, su negocio es lucrar con los espacios públicos de la imagen y los sonidos, pero instituciones del Estado, cuyos fondos provienen de la sociedad mexicana, es inadmisible.
Se niega la voz a las víctimas de la violencia de una confrontación en la batalla contra las bandas del crimen organizado, como la llama eufemísticamente el presidente Calderón, cuyos alcances y consecuencias aún ignoramos.
El Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad es una organización que reúne ciudadanas y ciudadanos de distintas creencias políticas, partidarias y religiosas. Esta es la riqueza humana del Movimiento.
Su signo es la pluralidad y su identidad, las víctimas de la violencia. Su acción pública está encaminada a una estrategia de amplio espectro dirigida a construir una conciencia social sobre las víctimas, una acción que “provoquen solidaridad, reflexión, información, exigencia activa y organización”, como señaló Jiménez Cacho.
La riqueza de este movimiento es precisamente su pluralidad de pensamiento con una única coincidencia: luchar contra el silencio que corroe las entrañas de una nación dividida por las discordias, la corrupción y funcionarios timoratos y miedosos para dar respuesta a las demandas de las familias de las víctimas de saber el paradero de sus familiares desaparecidos o de la detención de los autores de los crímenes.