Porfirio Santibáñez Orozco
Tal para cual. Con sus acciones recientes, el PAN, el PRI y los testigos presenciales retratan de cuerpo entero la política que a pesar de todas las transiciones cantadas y los cambios autoproclamados todavía se hace en el México de hoy.
El pangobierno esperó el momento oportuno para filtrar evidencias y señalar las maneras de hacer política de los priístas, como si ellos no incurrieran en actos similares.
El PRI dejó pasar las acusaciones, se hizo el desentendido como si nunca lo hubieran señalado y para contraatacar señaló que el gobierno federal delinque al espiar a sus oponentes para atacarlos.
Será imposible conocer, en detalle, el efecto de este nuevo escándalo mediático sobre las preferencias electorales, pero se puede aventurar una hipótesis: esta es una más de las intrigas palaciegas que se dan en la cúpula prianista al calor de la ríspida disputa electoral. Sin embargo, al final, en las próximas semanas, después de que los ciudadanos salgamos a emitir nuestro voto, terminarán poniéndose de acuerdo porque se necesitan mutuamente.
Indudablemente habrá ciudadanos que interpretarán este acontecimiento como una nueva demostración de que los tricolores son cínicos y corruptos; pregonarán nuevamente que no hay que votar por ellos o que mejor no hay que votar porque toda la política es una porquería.
Quienes no saldrán bien librados de este episodio serán los líderes panistas que tiraron la piedra y tratan de esconder la mano; especialmente si los votos del 4 de julio se emiten contra ellos.
Los votos duros no se moverán de donde están porque ya tienen compromiso con la opción que escogieron o les impusieron desde antes.
Si el mensaje que se envió por medio de las filtraciones tenía un destinatario, ese era el sector de la ciudadanía que todavía no ha definido a quien le dará su voto el 4 de julio.
La verdadera incógnita sobre las consecuencias de estas filtraciones se empezará a despejar cuando termine la jornada electoral; entonces sabremos si el escándalo influyó para que los indecisos se inclinaran por alguna de las opciones que se disputan el poder en Oaxaca y en otros 11 estados de la República, si prefirieron darle su voto a los que saben que no van a ganar, si decidieron anular su voto o si de plano decidieron mejor no acudir a las urnas.