Entrelíneas

Miguel Ángel Schultz

El Partido de la Revolución Democrática (PRD) se sigue hundiendo en sus propias contradicciones al reiterar su dirigente nacional Agustín Basave Benítez, que renunciará si no se concretizan las alianzas con el Partido Acción Nacional (PAN). La advertencia del líder del Sol Azteca fue hecha pública a través de la filtración de un audio a los medios de información, apenas hace un par de días, de una reunión de alto nivel de los perredistas efectuada en diciembre, con motivo del proceso electoral en Tlaxcala y Puebla, al estar en riesgo la alianza electoral entre estos partidos.

Ayer miércoles la postura del dirigente se volvió certeza y acrecentó la posibilidad de un sisma que puede dejar al partido amarillo descarrilado en este proceso electoral, donde están en juego 13 gubernaturas, entre estas la de Oaxaca, y si sumamos la del estado de Colima, cuyos comicios se efectuarán el domingo 17 de este mes.

Para no dejar dudas de su postura, de aventar la dirigencia nacional del PRD, Basave Benítez, en conferencia de prensa dada ayer, señaló que lo dicho en el audio filtrado, en el que expresa que dejaría el cargo si no se concretan las alianzas con el PAN en los estados de Tlaxcala y Puebla, “no fue un exabrupto, un berrinche, ni un chantaje”. Así de contundente está la postura del líder, lo que prueba la crisis interna perredista.

Esta situación favorece sin lugar a dudas al PRI en Oaxaca, porque de no darse la alianza entre el partido conservador y el instituto más importante que ha tenido la izquierda mexicana, con todas sus limitaciones e incongruencias ideológicas que tenga, en Oaxaca si va sólo el PRD perdería lo poco que gobierna como partido de coalición, que encabeza Gabino Cué, cuya desastrosa administración lo tiene de rodillas ante el proceso electoral en curso.

En este escenario llama la atención la postura asumida por el senador Benjamín Robles Montoya, que apuesta a ser el candidato del PRD a como dé lugar, lo dice y lo reitera, que él se verá en las boletas, porque las encuestas lo ubican como el mejor posicionado, es decir, para él, que también viene de la matriz del PRI, no le importa su partido ni las consecuencias que pueda traer su postura en los resultados electorales del 5 de junio, lo que importa es él, es Benjamín, lo que refleja un pensamiento autoritario que se puede resumir en la frase atribuida a la realeza francesa que decía ante su debacle política: “después de mi el diluvio”.

El senador lo ha expresado de otro modo, pero lo dice al advertir que si hay un proceso “democrático” para elegir candidato, él será candidato pero, de no ser así, podría “tomar la ruta que me planteé la gente”. Es decir que si se pone en riesgo la alianza por su tozudez entre el PRD y el PAN, eso no importa, porque el senador Benjamín es Benjamín, que representa, según a la izquierda oaxaqueña, pero que estuvo siempre ausente de las luchas que libró la izquierda en la conformación de los sindicatos independientes, la defensa de la tierra, porque nunca se le vio en las luchas callejeras, no se le vio cuando la izquierda era perseguida y encarcelada. Pero si se le empezó a ver en la izquierda que se apoltrona en las curules y en los mullidos sillones de las dependencias públicas.

Desde luego ese es problema interno del PRD, provocadas por sus alianzas bizantinas con el PAN, pero poner en riesgo una alianza de largo aliento, que si bien ofrece frutos en descomposición, no cabe duda que han salido al paso estas alianzas a un sistema de gobierno autoritario y lo obliga a remontar sus propias limitaciones y desviaciones, si quiere seguir gobernando este país.

Tal vez la alternativa de la propia izquierda ya no está en el PRD, por lo que se debe construir una nueva herramienta política, lo que seguramente atraería a los electores para seguir construyendo en favor de los anhelos democráticos de México. Un revés ahora sería demasiado grande, porque traerá consecuencias para los comicios del 2018, cuando de nuevo se elija al presidente de la República.

@MiguelAschulz