Salamanca, Guanajuato.- Cinco  custodios iban a su trabajo. Iban a ganarse la vida, pero les ganó la muerte. Absurda. Imperdonable. Sin excusa alguna.

Estos hechos hoy los separan de su familia, pero seguimos unidos por el dolor y la ira, por el repudio y la vergüenza. Vergüenza sí, porque no pudimos cuidarlos lo suficiente, y no porque no supiéramos cómo hacerlo, sino por carencia de los recursos necesarios para ejercer seguridad en nuestro Salamanca.

Seis meses han pasado desde el trágico acontecimiento en el bar La Playa: 16 víctimas mortales de un ataque armado, hasta hoy impune.

Hoy volvemos a clamar por ayuda en medio de una ola de violencia inédita en la historia de Salamanca: 302 homicidios este año, 21 sólo en septiembre, 8 en menos de un día. Frente a esta espantosa realidad, llamamos a quienes nos pueden ayudar a que lo hagan hoy mismo, hago un llamado respetuoso, humilde, al Gobierno Federal y al Gobierno del Estado.

Ustedes que tienen el cargo, la fuerza, las armas, los recursos, no permitan que esto siga sucediendo.

Trabajemos juntos, pongamos toda la voluntad y los recursos para salir de esta pesadilla. Por nuestra parte seguiremos firmes en trabajar en velar por nuestra gente, tocando puertas para que cada salmantino pueda salir a la calle sin miedo.

Les pido sumemos todos los esfuerzos para que Guanajuato y Salamanca no sucumban ante tanta violencia.

Estoy a disposición para reunirnos mañana mismo y trazar un plan de acción inmediato.

Lo ocurrido con los cinco custodios asesinados hoy por la mañana es un crimen horrendo. Nos estremece, nos repugna, nos golpea el alma. Con nuestros cinco compañeros del servicio público, hoy todos morimos un poco. Con nuestros salmantinos mártires, hoy es mártir toda Salamanca.

Que no pase más. Pido a nuestras autoridades estatales y federales que nos escuchen para que no pase nunca más.