Coro de Madrigalistas rememora a Mario Lavista con su obra sacra

* Solista Ensamble ofreció concierto con música de Cuba, Colombia, Brasil y Venezuela

Ciudad de México.- La Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), en colaboración con El Colegio Nacional, recordaron al compositor mexicano Mario Lavista, a escasos 14 meses de su fallecimiento, con un concierto de música sacra a cargo del Coro de Madrigalistas de Bellas Artes.

Bajo la dirección del maestro huésped, Rodrigo Cadet, y con la presencia de la familia del compositor mexicano, el concierto “Recordando a Mario Lavista” a través de su música coral se llevó a cabo -en su primera sesión- en el Auditorio de El Colegio Nacional e incluyó las obras Missa brevis ad Consolationis Dominam Nostram (1994-1995); Salmo para soprano, cuatro crótalos y contrabajo (2009); y Stabat Mater para coro mixto y ensamble de violonchelos (2000).

La sesión se convirtió en “un momento muy especial y único” dado el hecho de que por primera vez se interpretó toda la obra de música sacra para coro que compuso Mario Lavista. El propio director huésped precisó que en este mismo recinto se había interpretado alguna vez parte de las piezas, las cuales son poco conocidas por el público mexicano.

La Missa brevis ad Consolationis Dominam Nostram abrió el recital e incluyó todos sus movimientos: Introitus (cantus): Adeamus cum fiducia; Kyrie; Gloria; Credo; Offertorium (cantus): Recordare Virgo Mater; Sanctus; Agnus Dei y Benedicamus Domino (cantus).

La fuerza expresiva de las 13 voces femeninas y nueve masculinas que integraron al Coro de Madrigalistas hizo sentir en el ambiente la espiritualidad y delicadeza que el autor imprimió en cada uno de sus pasajes. El acompañamiento musical estuvo a cargo del maestro José Luis González, quien esta vez utilizó un órgano positivo.

Salmo para soprano, cuatro crótalos y contrabajo fue la segunda pieza de la noche, la cual contó con la voz privilegiada de la soprano Karla Muñoz como solista, acompañada por el maestro Juan José García en el contrabajo. La obra dejó constancia del lenguaje músico-vocal “muy particular” de Lavista, el cual, consideró el director del coro, “es muy importante y necesario que el público pueda conocer y apreciar más seguido de ahora en adelante”.

Cerró el concierto otra obra de gran envergadura: El Stabat Mater para coro mixto y ensamble de violonchelos, que el Coro de Madrigalistas abordó con versatilidad y cierta delicadeza para dejar constancia de un lenguaje musical ya consolidado de Mario Lavista allá por los comienzos del nuevo siglo, cuando se compuso. Esta obra contó con la participación del coro en su conjunto y con la frescura y vitalidad del Ensamble de Violoncellos de la Orquesta Juvenil Eduardo Mata.

La admiración que Mario Lavista tenía por la música sacra surge de un profundo estudio de la obra de los compositores de la Edad Media y el Renacimiento, desde Palestrina hasta inclusive Johann Sebastian Bach, consideró al final del concierto Gabriela Ortiz, anfitriona del recinto.

El maestro estudió con rigor y tenacidad las técnicas de composición de esos artistas y de una manera magistral y original utilizó todo ese conocimiento para escribir estas obras que integran su repertorio coral y sacro, dijo.

Rodrigo Cadet, director invitado de esta agrupación coral, que dirige el maestro Carlos Aransay, expresó asimismo que el programa implicó un arduo trabajo para el grupo, es muy demandante, pero lo hicimos “con todo el corazón para recordar a Lavista, por todo lo que significa para la música y para todos los músicos y el público mexicanos”.

Mencionó que para llevar a buen puerto el programa se contó con la colaboración de la Coordinación Nacional de Música y Ópera y del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información Musical (Cenidim) del Inbal, y del maestro Leonardo Coral, quien ayudó a recopilar los materiales y a entender cabalmente la obra coral sacra del compositor mexicano homenajeado.

El programa Recordando a Mario Lavista a través de su música coral tendrá una segunda sesión que se llevará a cabo este domingo 19 de febrero a las 12:00 horas en el Anfiteatro Simón Bolívar del Antiguo Colegio de San Ildefonso (Justo Sierra 16, Centro Histórico, entrada $50).

* Solista Ensamble ofreció concierto con música de Cuba, Colombia, Brasil y Venezuela

Por otra parte, con un programa lleno del ritmo y sabor de la música latina y afrocaribeña, Solista Ensamble de Bellas Artes ofreció concierto integrado por obras de Cuba, Colombia, Brasil y Venezuela, como parte de su Primera Temporada 2023, en el Antiguo Palacio del Arzobispado.

José Antonio Rincón (Colombia, 1937-2021), Lucho Bermúdez (Colombia, 1912-1994), Duda Andrade (Brasil, 1985), Miguel Matamoros (Cuba, 1894-1971), Leo Brouwer (Cuba 1939), Antonio Carlos Jobim (Brasil 1927-Estados Unidos, 1994), Rolando Miranda (Brasil, 1948), Silvio Rodríguez (Cuba, 1946), Compay Segundo (Cuba, 1907-2003) y Otilio Galíndez (Venezuela, 1935-2009), fueron los compositores abordados en esta sesión llena de sabor latino.

El público asistente al Antiguo Palacio del Arzobispado (Museo de Arte de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público) disfrutó de grandes melodías que ya forman parte del repertorio musical afrocaribeño.

Lágrimas negras, La maza y La garota de Ipanema son solo ejemplos del atractivo programa que ofrecieron Solistas Ensamble, agrupación que desarrolla su actividad artística abarcando las principales etapas de la música vocal, enfocándose en el repertorio de oratorio, ópera de cámara, opereta y zarzuela, pero también en la música popular de calidad, como lo demuestra este programa.

Lágrimas negras, de Miguel Matamoros, uno de los más reconocidos boleros cubanos en el mundo compuesto en 1929, fue una de las piezas más aplaudidas de la noche, en un arreglo de Electo Silva denominado Lágrimas Negras-Lágrimas concentradas.

El origen de esta célebre melodía se remonta a un viaje de su autor a Santo Domingo. Durante su estancia, Miguel Matamoros se hospedó en el hostal de la señora Luz Sardaña. Un día, el músico escuchó el llanto incesante de la mujer en una de las habitaciones. Como pasaba el tiempo y el llanto no cesaba, Matamoros decidió preguntar a doña Luz qué pasó. Así se enteró de la historia: su enamorado la había dejado la noche anterior por otra mujer. Escuchar el sufrimiento y la desesperación de la abandonada dio origen a este tema.

Este programa de Solistas Ensamble, bajo la dirección de Christian Gohmer, con la participación al piano de Érick Fernández y las percusiones de Miguel Ángel Haller Sesma y Pedro Salvador Velasco se repetirá el domingo 13 de febrero, a las 13:00 horas, en la Casa de las Humanidades de la Universidad Nacional Autónoma de México, como parte del intercambio interinstitucional entre el Inbal y la máxima casa de estudios, el cual permite llevar música de calidad a diferentes escenarios de la Ciudad de México y del interior de la República.

josé

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