En opinión del máximo responsables de las Naciones Unidas, la recuperación mundial pasa por una triple vía: lograr una vacunación contra la COVID-19 más igualitaria, un sistema financiero global que se adapte a las necesidades actuales y reducir las emisiones contaminantes un 45% durante esta década.
La crisis causada por la COVID-19 ralentiza drásticamente la recuperación económica mundial y pone en peligro los logros alcanzados en el avance de la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, declaró este lunes el Secretario General de la ONU en la jornada inaugural del Foro Económico Mundial, conocido popularmente como el Foro de Davos, que este año se celebra de forma virtual.
En su intervención, António Guterres puso sobre la mesa lo que consideró una evidencia “brutal” que se ha ido sucediendo durante los dos últimos años: “si dejamos a alguien atrás, al final todos quedamos atrás”.
“Si no vacunamos a todas las personas, damos lugar a nuevas variantes que se propagan a través de las fronteras y paralizan la vida cotidiana y las economías” explicó y extendió su razonamiento a los problemas que genera la financiación de la deuda a los países en desarrollo, cuando indicó que “si no reducimos las desigualdades, lastraremos el progreso económico de todas las personas en todos los países”.
A estos problemas, le añadió la dificultad de alcanzar las actuaciones climáticas necesarias que, de no cumplirse, empeorarán las catástrofes y los desplazamientos masivos.
Por ello, destacó que la consecuencia de todos estos factores serán un mayor malestar social y un incremento de la violencia.
“No podemos permitirnos este tipo de inestabilidad. Para trazar un nuevo rumbo, necesitamos que todos se pongan manos a la obra, especialmente todos los miembros de la comunidad empresarial mundial”.
Para alcanzar esta nueva trayectoria, Guterres delineó tres áreas principales de actuación: abordar la pandemia de COVID-19 con “equidad y justicia”, la reforma del sistema financiero mundial “para que funcione en todos los países” y respaldar una auténtica acción climática en los países en desarrollo.OMS/Blink Media/Hannah ReyesVacunación contra el COVID-19 en Filipinas
Es urgente conseguir una vacunación más igualitaria
El Secretario General recordó que no estamos “ni de lejos” cerca de conseguir los objetivos que se marcó la Organización Mundial de la Salud el pasado otoño: vacunar al 40% de las personas en todos los países a finales del año pasado, y al 70% a mediados de este año.
“Las tasas de vacunación en los países de altos ingresos son -vergonzosamente- siete veces más altas que en los países africanos”, apuntó y destacó la necesidad de que todos los países prioricen el suministro de inmunizaciones al mecanismo COVAX* y que las empresas farmacéuticas compartan licencias, conocimientos y tecnología con los países en desarrollo.
Esta actuación tendría que acompañarse de planes de vigilancia, detección temprana y respuesta rápida en todos los países ante las futuras pandemias y reforzando la influencia de la Organización Mundial de la Salud.UNICEF/GrigoryanUn niño discapacitado continúa su educación durante la pandemia de COVID-19 en Armenia.
El sistema financiero mundial ha fallado a los países en desarrollo
En el apartado económico, Guterres destacó que estamos consolidando la fase de recuperación de la pandemia de forma “desequilibrada”.
“Más de ocho de cada diez dólares de la recuperación se están gastando en los países desarrollados. Los países de bajos ingresos están en gran desventaja”, destacó.
Entre las consecuencias que afectan a la recuperación de los países de ingresos bajos y medios enumeró diversas “cargas” como son una inflación sin precedentes, la reducción del espacio fiscal, los altos tipos de interés y el aumento de los precios de la energía y los alimentos
“Ahogan cualquier esperanza de crecimiento al dificultar aún má que los gobiernos inviertan en los sistemas sostenibles y resistentes que la gente necesita. La salud, la educación, el trabajo decente y la protección social no son sólo derechos humanos. Representan colectivamente el motor económico de un país”, resaltó.
Un motor que consideró que actualmente “está parado” y produce “consecuencias nefastas” para los medios de vida de las personas, especialmente para las mujeres y los jóvenes.
“El sistema financiero mundial les ha fallado cuando más lo necesitan. Y la solidaridad mundial ha desaparecido.”, sentenció.
Pare recuperarlo, resaltó la necesidad de lograr un sistema financiero global que se adapte a las necesidades actuales y que comprenda:
- La reestructuración urgente de la deuda
- Ir “más allá” del Producto Interior Bruto, para medir, mitigar y preparar la vulnerabilidad y los riesgos de inversión, especialmente los riesgos climáticos
- Atajar la corrupción y los flujos financieros ilícitos garantizando que los sistemas fiscales sean justos
- Juntar a gobiernos, empresas y el sector financiero para que aumenten su inversión en los países en desarrollo
Unsplash/Maxim TolchinskiyLas centrales electrícas contribuyen al calentamiento global a través de sus emisiones de gases efecto invernadero.
Hay que reducir las emisiones contaminantes en un 45% durante esta década
El titular de la ONU destacó que en las condiciones actuales las emisiones de gases contaminantes apuntan a un aumento del 14% para el año 2030, un registro que supone “un desafío a la razón” y que supone ignorar “sus impactos sobre las personas, las economías y nuestro planeta”.
“De hecho, necesitaríamos una reducción del 45% de las emisiones mundiales en esta década”, resaltó.
A su vez, indicó que la inacción en este apartado durante las dos últimas décadas ha provocado que el coste económico de las catástrofes relacionadas con el clima se haya disparado un 82%.
“En 2021, las condiciones meteorológicas extremas causaron pérdidas cubiertas por los seguros de 120.000 millones de dólares y mataron a 10.000 personas. 30 millones de personas tuvieron que abandonar sus hogares debido a las alteraciones climáticas, el triple de los desplazados por la guerra y la violencia”, alertó.
Añadió que 1000 millones de niños sufren un alto riesgo de sufrir las consecuencias de los impactos del cambio climático.
Para enderezar el rumbo en las naciones que emiten una gran cantidad de gases contaminantes, Guterres apeló a la “fuerza de voluntad” y al “ingenio” de sus gobiernos y empresas.
Del mismo modo, llamó a la creación de coaliciones entre países, instituciones financieras públicas y privadas, fondos de inversión y empresas con los conocimientos tecnológicos necesarios para proporcionar apoyo financiero y técnico específico para ayudar a las principales economías emergentes a acelerar la transición.
En estas naciones apuntó que “la primera prioridad debe ser la eliminación progresiva del carbón. No deben construirse nuevas centrales de carbón”, señalando como ejemplo a los gobiernos de Indonesia y Vietnam.
Al mismo tiempo, pidió que todo el sistema financiero y otros sectores como la aviación y el transporte marítimo su sumen al objetivo de conseguir cero emisiones de gases de efecto invernadero para 2050.
Guterres cerró su intervención solicitando el apoyo, las ideas, la financiación y la voz de la comunidad empresarial mundial en las tres áreas de actuación.
“No podemos seguir construyendo muros entre los que tienen y los que no tienen. O construyendo muros que socavan un mercado global que debe funcionar de forma unida. Tenemos que unirnos -entre países y sectores- para apoyar a los países que más ayuda necesitan. Permanezcamos juntos para hacer de 2022 un verdadero momento de recuperación”, invocó.
*COVAX es parte de un esfuerzo global sin precedentes para suministrar vacunas para al menos el 20% de la población de cada país participante durante 2021, con el fin de proteger a las personas en mayor riesgo de presentar formas graves de COVID-19 y salvar vidas.
COVAX está codirigido por Gavi, la Alianza para las Vacunas, la Organización Mundial de la Salud y la Coalición para las Innovaciones en la Preparación ante las Epidemias (CEPI), y trabaja en asociación con UNICEF, el Fondo Rotatorio de la Organización Panamericana de la Salud, así como con el Banco Mundial, organizaciones de la sociedad civil, fabricantes y otros.