El pendiente de siempre

Porfirio Santibáñez Orozco

‘YO voté por tí y mira lo que pasó…’, le dijo indignada aquella madre de familia de Hermosillo, Sonora, a Felipe Calderón Hinojosa al tratar de confrontar con él, de ciudadana a presidente, lo que cada quien entiende por justicia y lo que cada quien haría si estuviera en sus manos decidir lo que haría para castigar a quienes resultaran responsables de la tragedia que dejó tras de sí el incendio de la guardería ABC de la capital de aquel estado norteño: 49 niños muertos y más de 100 lesionados, algunos de los cuales quedaron marcados de por vida y sufrirán las consecuencias de la cadena de errores y omisiones que propiciaron el siniestro.

En uno de los siete videos grabados durante el encuentro de Calderón con padres de familia de los niños afectados por el incendio, se oye decir a la misma madre de familia, Patricia Duarte: ‘Discutí con mi familia, me disgusté con ellos y voté por tí no porque ofrecieras crear empleos o porque fueras a bajar el pago de la tenencia vehicular; voté por tí porque te creí un hombre bueno, un ser humano, creí que estabas dispuesto a ayudar a la gente, pero veo que me equivoqué porque no has hecho nada de eso, me has defraudado’.

Duarte le exigió que destituyera y mandara a la cárcel a Daniel Karam, director del IMSS, a Juan Molinar Horcasitas, secretario de Comunicaciones y Transportes y que enviara a prisión al ex gobernador Eduardo Burs, a Marcia Matilde Altagracia Gómez del Campo, propietaria de la guardería siniestrada y prima de la esposa de Calderon, Margarita Zavala; así como a los demás responsables.

Como saben los lectores, el encuentro del presidente con los padres fue de carácter privado, tuvo lugar el domingo 25 de julio en Hermosillo, a él asistieron los colaboradores más cercanos de Calderón y las escenas, grabadas con celulares por padres de familia que burlaron las severas medidas de seguridad del estado mayor presidencial, circulan ampliamente en la red y dan una idea del sentir de un amplio sector de la ciudadanía ante el poder público.

Independientemente de los otros asuntos que aborda, este ilustrativo intercambio de palabras plantea una cuestión de gran vigencia en estos días. Se trata de algo que seguramente adquirirá mayores dimensiones para los oaxaqueños a partir del primero de diciembre de este año: hasta donde va a ser posible que los candidatos, que ofrecieron todo durante sus campañas, puedan cumplir las promesas que hicieron.

Estamos ante una interrogante que abre camino a una cuestión bastante compleja en la que es importante pero no será suficiente el deseo de cumplir y, por lo tanto, para calificar el desempeño de la autoridad va a ser indispensable tomar en cuenta las condiciones sociales e históricas en las que actuarán los ungidos como gobernantes, legisladores o autoridades electas.

Viene lo anterior a colación por lo que ocurre en estos días con los vendedores ambulantes de la ciudad de Oaxaca de Juárez. No sabemos si quienes integran este sector recibieron promesas de quienes aspiraban a los cargos que se disputaron el domingo 4 de julio. Lo que si sabemos es que en el pasado reciente, estos vendedores han jugado una serie de roles que les han sido asignados por diferentes actores políticos locales. Los ambulantes están ahí y van a seguir siendo un factor a tomar en cuenta para la gobernanza de la capital del estado. Ellos han sido reserva de votos, clientela electoral, masa de apoyo, fuerza de choque, porra cuando se necesita y base social de diferentes partidos políticos. De ellos se dicen muchas cosas e indudablemente quienes se disputaban el gobierno de Oaxaca trataron de conquistar sus votos.

¿Qué haran las nuevas autoridades municipales y las del estado frente a este problema? Está visto que las soluciones hasta ahora ensayadas no han dado buen resultado. Ni siquiera la medidas extremas, como el fallido desalojo del lunes 19 de julio, han servido para nada. Está abierta la doble interrogante. ¿Qué ofrecieron antes, si es que lo hicieron, y qué harán ahora? Abundaremos…