Otra mirada a la tragedia de Oaxaca
Porfirio Santibáñez Orozco
EN correspondencia con la polémica personalidad de sus autores y de los intereses políticos y sociales que representan, resulta natural el revuelo causado por el libro de Andrés Manuel López Obrador La mafia que se adueñó de México… y el 2012 y los elogiosos comentarios de Fidel Castro sobre el mismo en “El gigante de las siete leguas”, que circulan ampliamente en estos días por la red y son severamente criticados o alternativamente elogiados dentro y fuera de ella.
La circulación del libro sobre la mafia y el 2012 incrementó la toma de posturas encontradas de seguidores y críticos de López Obrador, no solo por el contenido en sí del nuevo texto sino por el movimiento y la declaración expresa que se encuentran asociados a él, toda vez que hasta el momento define las líneas generales del programa de un movimiento social que buscará nuevamente el poder en las elecciones presidenciales del 2012.
Los comentarios de Castro, suscitaron una serie de reacciones de diplomáticos, estudiosos, investigadores y personajes de la política nacional que tratan de escudriñar qué hay más allá de los dos escritos, qué intereses políticos persigue cada uno toda vez que ambos critican el modelo económico y las maneras de hacer política ligadas indisolublemente a él.
Es curioso que pocos de los comentarios centren su atención en la crítica radical al neoliberalismo que tanto López Obrador como Castro hacen en sus líneas: la mayoría se centra en lo que quiere el comandante y se pronuncia a favor o en contra; o también en lo que busca Andrés Manuel y echa a caminar sus reflexiones, sus porras o sus críticas. El que no sale bien librado de este episodio es el gobierno federal de Calderón al que Castro acusa, implícitamente, de ilegítimo.
El libro de López Obrador como el comentario sobre él hecho por Castro se inscriben en una polémica reciente, continental, sobre la cada vez más precaria viabilidad del neoliberalismo. En cambio los comentarios resaltan que los escritos de Castro confirman denuncias hechas en años anteriores (Ebrard) o se limitan a señalar que, sin intervenir en la política mexicana, Castro aprovecha su condición de ex presidente y líder político para posicionarse en la política de América Latina.
Por la cantidad de líneas que ambos autores dedican a describir la tragedia social de la mayoría de los habitantes de nuestro estado es importante, para quienes habitamos Oaxaca, conocer el contenido de ambos textos; ello nos permitirá echar un vistazo a dos miradas ajenas a nosotros sobre lo que nos pasa.
Los dos dan a entender que para enfrentar y resolver sus problemas, México y especialmente estados como el de Oaxaca, necesitan no solamente una nueva política sino hombres con una mentalidad diferente a la hoy predominante pero que ya han existido en épocas anteriores.
López Obrador recuerda lo que alguna vez dijo Lázaro Cárdenas: ‘Gobierno o individuo que entrega los recursos nacionales a empresas extranjeras traiciona a la patria’. Castro vuelve a insistir en ello al recordarlo, pero agrega un comentario sobre un estilo de hacer las cosas que ha conducido a la tragedia de los dos sexenios más recientes de Oaxaca: ‘en estos tiempos puede más la corrupción que el patriotismo’.
Esta costumbre tan trillada en nuestra clase política, que ha contaminado a sucesivas representaciones populares del más diverso carácter, comisariados ejidales y comunales, representantes de los pueblos, ha originado gran parte de los problemas que hoy estamos viviendo en varias regiones del estado de Oaxaca.
Estos datos que describen nuestra tragedia como sociedad no fueron tomados del INEGI ni de parte alguna de la información oficial; fueron recopilados durante la visita de López Obrador a los 152 municipios que eligen autoridades por el sistema de partidos y a los 418 de usos y costumbre que también visitó.
Como se recordará la primera gira la inició en 2008 y la terminó el 20 de noviembre de 2009; y la segunda gira la emprendió durante los últimos cuatro meses de 2009; en ambas acompañado, por cierto, del entonces precandidato y hoy gobernador electo Gabino Cué, por lo que abundaremos…