LA CARRERA CONTRARRELOJ DE HAITÍ

Hay que abordar las causas estructurales clave de la inestabilidad, incluyendo la lucha contra la corrupción, la impunidad y la modernización de la economía.

Bruno Lemarquis, máximo respnsable de la ONU en Haití.

Asolado por el impacto del terremoto, la violencia de las bandas criminales, la carestía de alimentos y las repatriaciones masivas, especialmente de Estados Unidos, Haití se enfrenta a una serie de “carreras contrarreloj” para hacer frente a estas crisis que, si no se abordan, tendrán graves consecuencias negativas para su futuro a largo plazo, explica el representante de mayor rango de la ONU en el país .

El representante especial adjunto del Secretario General de la ONU y coordinador residente y humanitario en Haití, Bruno Lemarquis, habla en este artículo sobre la respuesta al terremoto del pasado mes de agosto, la situación sociopolítica y económica del país caribeño y del proceso de reconstrucción.

“Haití ocupa actualmente los titulares mundiales por razones totalmente equivocadas; está experimentando una crisis multidimensional que incluye un recrudecimiento de la violencia, una falta de combustible que está paralizando muchos servicios clave y el terremoto de agosto que mató a unas 2200 personas y dejó a cientos de miles en situación de necesidad. 

Como coordinador residente y humanitario de las Naciones Unidas me comprometo, junto al equipo de la ONU en Haití, no sólo a apoyar las respuestas a las crisis inmediatas, en particular la humanitaria, sino también a garantizar que las Naciones Unidas se involucren de lleno con la agenda de desarrollo, con el avance de la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y con el tratamiento de las causas estructurales profundas, que están detrás de la inestabilidad, el desarrollo y los déficits de gobernanza de Haití.

La inseguridad alimentaria como parte de la crisis humanitaria

Bruno Lemarquis (izquierda), coordinador humanitario de la ONU en Haití, habla con los afectados por el terremoto en el suroeste del país.ONU Haiti/Jonathan Boulet-GroulxBruno Lemarquis (izquierda), coordinador humanitario de la ONU en Haití, habla con los afectados por el terremoto en el suroeste del país.

La ONU estimó a principios de este año que el 40% de la población de Haití, formada por unos 11,5 millones de personas, necesitaba ayuda humanitaria principalmente debido a los altos niveles de inseguridad alimentaria.

El terremoto del 14 de agosto afectó principalmente al sur del país, pero ha tenido consecuencias devastadoras y ha empeorado una situación humanitaria ya de por sí grave.

La inseguridad va en aumento

Mientras siguen creciendo las necesidades de la población haitiana, el país experimenta una creciente inseguridad que no sólo crea nuevas necesidades humanitarias, sino que también dificulta el acceso y la respuesta de reconstrucción y recuperación.

La violencia de las bandas ha desplazado al menos a 19.000 personas y ha afectado a 1,5 millones en la zona de Puerto Príncipe desde el pasado mes de junio.

La violencia, los saqueos, los bloqueos de carreteras, la presencia persistente de bandas armadas y la consiguiente falta de combustible suponen un obstáculo para el acceso humanitario y el esfuerzo de reconstrucción y recuperación.

Repatriaciones al alza, especialmente des de los Estados Unidos

El gran número de repatriaciones de emigrantes haitianos que se han producido en el transcurso de las últimas semanas está haciendo que la situación, ya de por sí difícil, sea aún más compleja.

De los cerca de 11.000 migrantes que han sido repatriados a Haití, unos 8.000 lo hicieron desde Estados Unidos. La mayoría de estas personas afirman haber pasado varios años viviendo en Sudamérica o Centroamérica y los que abandonaron la isla tras el terremoto de agosto también están siendo repatriados desde países vecinos.

Las agencias de la ONU, en particular la Organización Internacional para las Migraciones, trabajan en estrecha coordinación con las autoridades haitianas para garantizar que el retorno de estas personas ocurra de forma digna.  Migrantes deportados por Estados Unidos reciben ayuda de la Organización Internacional para las Migraciones a su llegad a Haití.OIM HaitíMigrantes deportados por Estados Unidos reciben ayuda de la Organización Internacional para las Migraciones a su llegad a Haití.

Prioridades de recuperación y reconstrucción

Dos meses y medio después del terremoto, la respuesta humanitaria está entrando en una nueva fase y hay una serie de prioridades principales que representan lo que yo llamo “carreras contra el reloj”, retos que, si no se abordan de inmediato, podrían tener más consecuencias negativas. La ONU está trabajando mano a mano con nuestros socios nacionales para abordarlos.

El sistema educativo se ha visto muy afectado. Más de 1200 edificios escuelas sufrieron daños o fueron destruidas. La reapertura de las escuelas es una prioridad absoluta, para evitar más abandono escolar. UNICEF y sus aliados trabajan arduamente para apoyar al Ministerio de Educación a superar este desafío.

En cuanto a los pequeños agricultores que han perdido sus tierras, cultivos y ganado, necesitan apoyo para no perder la próxima temporada de siembra. Las Naciones Unidas, particularmente la Organización para la Alimentación y la Agricultura y el Programa Mundial de Alimentos, trabaja para ello. Esto ayudará a limitar los ya altos niveles de inseguridad alimentaria.

La Organización Internacional para las Migraciones y otros socios ayudan a las personas desplazadas a regresar a sus hogares cuando es posible, sobre todo para evitar una mayor migración urbana.

debe reanudarse lo antes posible la prestación de servicios sociales básicos, en particular los sanitarios, para evitar, por ejemplo, la interrupción de los tratamientos médicos y los programas de vacunación. La Organización Panamericana de la Salud, UNICEF y el Fondo de Población de las Naciones Unidas trabajan activamente con el Ministerio de Sanidad y otros socios en este sentido.

El liderazgo nacional preparado para la respuesta

Toda esta situación se ha producido en un contexto de dificultades logísticas, inseguridad y problemas de acceso bajo el intenso liderazgo de las autoridades haitianas, así como de las entidades locales y sus colaboradores.

Una de las principales lecciones aprendidas del todavía más devastador terremoto de 2010 fue la necesidad de apoyar y respetar el liderazgo nacional, los acuerdos de coordinación internos y las instituciones locales, para aprovechar la capacidad, la experiencia y los conocimientos de Haití con el fin de garantizar un cambio sostenible.

También se ha prestado mayor atención al apoyo de la economía local y a compatibilizar la respuesta de emergencia a corto plazo y las soluciones a largo plazo.Se estima que el plan de reconstrucción y recuperación de Haití costará 2000 millones de dólares.OIM/Monica ChiriacSe estima que el plan de reconstrucción y recuperación de Haití costará 2000 millones de dólares.

Evaluación de las necesidades tras la catástrofe

Inmediatamente después del terremoto, el Gobierno puso en marcha una evaluación de las necesidades tras la catástrofe con el apoyo colectivo de las Naciones Unidas (bajo el liderazgo técnico del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo) y otros socios, en particular la Unión Europea, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo.

El plan de recuperación se presentará en una conferencia internacional convocada por el Gobierno con el apoyo de la ONU y prevista para mediados de diciembre. Su costo será unos 2000 millones de dólares.

El evento servirá para sensibilizar y movilizar recursos destinados a la fase de recuperación y reconstrucción, y cabe esperar que los donantes internacionales se unan en apoyo al desarrollo a largo plazo de Haití.

Abordar las causas estructurales

Además de la respuesta humanitaria y los trabajos de emergencia, el grupo integrado de la Naciones Unidas en Haití busca centrar sus recursos políticos y programáticos colectivos en algunas de las causas estructurales clave de la inestabilidad y los déficits de desarrollo y gobernanza, incluyendo la lucha contra la corrupción, la impunidad y la transformación y modernización de la economía.

También trata de apoyar la puesta en marcha de políticas públicas que beneficien a los más vulnerables, por ejemplo, en las áreas de protección social, seguridad alimentaria y reducción del riesgo de desastres. De este modo, se puede avanzar en el nexo entre los esfuerzos humanitarios, de desarrollo y de paz.

Si no afrontamos juntos estos retos y no invertimos en la recuperación, la reconstrucción, el desarrollo sostenible y el tratamiento de las causas profundas, será más difícil que Haití salga de este ciclo de crisis humanitarias e inestabilidad.

Sin este apoyo, el pueblo de Haití seguirá sufriendo y ésta se convertirá en una crisis olvidada por todo el mundo.

Redacción

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