Los ecos del 4 de julio: Primeros dilemas

Porfirio Santibáñez Orozco

Gabino Cué
Gabino Cué, gobernador electo de Oaxaca

En cuestión de horas se hará oficial que hay una triunfadora en las elecciones concurrentes del 4 de julio de 2010; quienes integran la coalición “Unidos por la Paz y el Progreso” recibirán, cada uno en el lugar que le corresponda, documentos probatorios oficiales que ratificarán la decisión del electorado.

El miércoles 7 de julio el Consejo General del IEE, los consejos distritales y los municipales procederán a calificar, respectivamente, las elecciones de gobernador, diputados locales y presidentes municipales. En función de los resultados, dichos consejos entregarán las constancias de mayoría a los candidatos que hayan obtenido el triunfo en la jornada electoral. Tendremos así gobernador, diputados y presidentes municipales electos que asumirán las responsabilidades que les confirió la ciudadanía.

De acuerdo con los artículos 41, 42 y 47 de la Constitución Política del Estado, los diputados deberán instalar el nuevo congreso el 15 de noviembre de este año. Por otra parte, el gobernador electo, Gabino Cué, tomará posesión el primero de diciembre y los presidentes municipales electos asumirán su cargo el primero de enero de 2011.

En lo que llega la fecha para que asuman las responsabilidades concretas que la sociedad les puso en las manos, va a transcurrir un tiempo muy valioso que ojalá sepan aprovechar, por el bien de ellos mismos y de Oaxaca.

Es un poco inexacto decir que el futuro está en sus manos, pero lo que hagan desde que reciban su constancia de mayoría hasta que asuman el cargo va a incidir en los resultados que obtengan.

Si actúan como lo hicieron los diputados federales electos el 2 de julio de 2006, no solamente van a defraudar a quienes los eligieron con su voto, sino que ellos mismos cerrarán las puertas de su futuro político e incurrirán en la grave responsabilidad social de retrasar, todavía más, el proceso de transición a la democracia que esta detenido por la tozudez de un gobierno autoritario y obtuso que recibió el castigo que merecía en las urnas del 4 de julio.

Una de las primeras cosas que NO deben hacer es pensar y actuar como si el triunfo no se lo debieran a nadie. Lo peor que podrían creer es, simplemente, que se la jugaron solos, apostaron y ganaron sin contraer ningún compromiso.

Por el contrario, tienen una deuda con los ciudadanos que, sin formar parte del voto duro de los partidos, salieron a votar a pesar de las intimidaciones, la retención de credenciales de elector, la confusión deliberada que se quiso sembrar, los amagos de violencia, la parcialidad del árbitro electoral, las amenazas de despido del trabajo y todas las triquiñuelas que utilizaron quienes querían impedir que la ciudadanía se expresara.

Ese sector del electorado, el que no pertenece a ningún partido pero que se interesa por lo que pase en su sociedad, salió, votó y decidió; pero lo hizo porque encontró dos condiciones favorables para hacerlo: por un lado la certeza de que valía la pena correr el riesgo y por el otro la confianza de que esta vez su voto sería respetado.

Dígase lo que se diga pero esas dos garantías se las dio el movimiento del magisterio cuya asamblea estatal decidió impulsar un voto de castigo contra el autoritarismo y proclamó a la Sección 22 del SNTE como garante de que se respetara la decisión de los electores. Abundaremos.

josé

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